Al día siguiente, se reúnen a comparar experiencias. La del amante cuenta:
- Apenas abrió la puerta, y me vio de body, tacones y enmascarada, gritó como un salvaje, y me poseyó cuatro veces ahí mismo, en el suelo...
La que va de novia, a su vez, cuenta:
- Yo me puse el body, los tacones y me pinté, pero me dio alguito de vergüenza, y me puse una bata encima. Cuando llegó al apartamento, y abrí la bata, se puso como un loco y me llenó de besos, y fuimos a la cama, donde hicimos el amor dos veces seguidas...
La casada, gruñe y cuenta:
- Bueno, yo también me puse el body de cuero negro, los tacones y me pinté los ojos de negro. Llegó el cabrón de mi marido, se tiró sobre el sofá, cogió el mando a distancia y gritó: Batman, ¿qué hay para cenar?
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