Como bien sabeís, este blog trata principalmente de temas de informática, de vez en cuando para hacerlo más ameno coloco algo distinto, y esto me ha llamado la atención, es la aventura de un grupo de marinos españoles del siglo XVI que descubrieron Australia y su triste final, sobre todo a manos de quien menos se imaginaban, que pena, cuando se creian salvados.
La epopeya descubridora española no se centra sólo en América, también llegó a Asia y África. Los primeros europeos que pisaron la Antártida fueron españoles, y los que descubrieron Australia, 200 años antes que el inglés Cook, lo mismo cabe decir de Nueva Guinea, la mayor parte de las islas del Pacífico, y las Filipinas, que llevan ese nombre en honor de Felipe II, y que fueron descubiertas en 1542 por Ruy López de Villalobos y colonizadas por Miguel López de Legazpi .
El Océano Pacífico fue llamado durante los siglos XVI y XVII “el mar español”, descubierto por Núñez de Balboa el 29 de septiembre de 1513, surcado por carabelas que buscaban un camino desde la costa oeste americana. El Galeón de Manila fue la primera línea marítima regular de la Historia.
Las primeras naves que avistaron costas australianas fueron carabelas perdidas de diversas expediciones españolas: la de Loaísa y Elcano (1524), Álvaro de Mendaña (1595) y Pedro Fernández de Quirós (1605).
La expedición de García Jofre de Loaísa fue mandada por la Corona española a las islas del Maluco (Molucas), y para encontrar a los supervivientes de la nao Trinidad. Entre sus capitanes se encontraba Elcano.
Era una expedición de 7 naves que partió de La Coruña el 24 de julio de 1525. De ella formaba parte la carabela San Lesmes, de 96 toneladas, todas bien artilladas y pertrechadas, llevando gran cantidad de lencería y efectos de buhonería para comerciar. En total 450 hombres.
La junta de Capitanes decide ir por el estrecho de Magallanes y, dirigiéndose al Golfo de Guinea, terminan fondeando en un puerto cercano a las Islas Vírgenes. Allí un temporal destruye a la Sancti Spiritus, mandada por Elcano. Nueve muertos.
Después una tempestad aparta a la San Lesmes hacia el sur, pasando los 55º y bordeando el Cabo de Hornos, siendo los primeros en hacerlo, pero logran volver con la flota. La nao Anunciada se pierde al separarse demasiado de la costa.
Debido al clima retroceden y reparan la nao Santa María de la Victoria en el río Santa Cruz. La nao San Gabriel decide retornar a España por el Atlántico por los mismos motivos climatológicos.
El frío, el hambre y las enfermedades se ceban en la tripulación. Finalmente, el 26 de mayo de 1526 pasan al Océano Pacífico, pero otro fuerte temporal el 1 de junio separa a la expedición: la Santa María sería la única que llegaría a su destino en las Islas Molucas, la Santa María del Parral terminaría en la isla filipina de Mindanao, el patache Santiago en Nueva España, y la San Lesmes se perdió.
Algún historiador ha afirmado que llegó a las costas polinesias, pero esta hipótesis ha sido rebatida por diversos hallazgos en Australia y por haber logrado fechar en el siglo XIX los cañones encontrados en el atolón de Amanu, en el archipiélago de las Islas Tuamotu, atribuidos erróneamente a la San Lesmes.
La San Lesmes navegó hacia el sudoeste, comandada por el capitán Diego Alonso de Solís, que sustituyó a Francisco de Hoces por estar gravemente enfermo, llegando hasta Nueva Zelanda y después al sur de Australia, donde naufragaría, quizás en la zona de las dunas de Warnambool, y sus tripulantes construirían otra embarcación con la que recorrerían la costa hasta el Cabo de York, donde los portugueses (¿la expedición de Gómez de Sequeira?) les apresarían y asesinarían. Otros investigadores llevan el viaje hasta Melbourne.
Estos recibieron los datos cartográficos de la expedición pero ocultaron el encuentro, ya que tenían órdenes de matar a los españoles que encontraran para proteger las tierras colonizadas por Portugal (que se conservan escritas de mano del Capitán Mayor del Maluco, el portugués Jorge Meneses, y que fueron recogidas por el Capitán Hernando de la Torre y conservadas en el Archivo General de Indias).
En 1546 Pierre Descelier presentó una copia de estos datos al Delfín francés Enrique II, con datos traducidos al francés y portugués de un lugar que llaman Java la Grande. Posteriormente espías ingleses llevarían estos datos a su país, que sirvieron al naturalista Joseph Banks, presidente de la Royal Society y pasajero del Endeavour, la primera expedición de Cook en 1768.
De su paso por esas tierras se conservan numerosos restos, algunos de finales de siglo (la expedición de Mendaña), pero otros son de la época en que la San Lesmes naufragó en Australia. Se trata de fortines, grabados en piedra, útiles de pesca y objetos personales, armas, cañones, restos de nave..., muestras vivas de la odisea de un puñado de marinos españoles en tierras tan lejanas.
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