Un matrimonio decide divorciarse, y como no se ponían de acuerdo, pues empiezan el recorrido por los juzgados para conseguir la custodia del hijo.
En esto llega el día del juicio y la mujer alega todo aquello que suelen alegar en estos casos: lo tuve dentro de mi nueve meses, salió de mi vientre, etc.
En esto llega el turno de las alegaciones del marido y dice: Señoría cuando meto una moneda en una máquina de refrescos, la lata que sale es mía o de la máquina.
El matrimonio de un hombre de 80 años de edad y una chica de 20 fue objeto de todas las conversaciones en la aldea. Un año después de la boda, la pareja se presenta en el hospital para el nacimiento de su primer hijo.
La partera sale de la sala de partos para felicitar al viejo y le dice:
- Es increíble. ¿Cómo puede a su edad?
El anciano sonríe y dice:
- Hay que mantener el motor en marcha.
Al año siguiente, la pareja aparece de nuevo en el hospital para el nacimiento de su segundo hijo.
La misma enfermera salió y la entrega para felicitar a nuestro viejo hombre, diciéndole:
-El Señor es increíble. ¿Cómo puede usted?
El anciano sonríe y dice:
-Hay que mantener el motor en marcha.
Otro año y la pareja aparece en el hospital para el nacimiento de su tercer hijo. La misma enfermera se asomó una vez más para el nacimiento y después del nacimiento, volverá a tener con el anciano la misma conversación, le sonrió y le dice:
-El Señor es verdaderamente sorprendente. ¿Cómo puede usted?
El anciano sonríe y dice con un aire bastante seguro de su masculinidad:
-Es como te dije, hay que mantener el motor en marcha.
La enfermera sigue sonriendo, le dan una palmadita en la espalda y le dice:
-Bueno, entonces creo que es hora de cambiar el aceite en su motor, este le salió ya negro.
La partera sale de la sala de partos para felicitar al viejo y le dice:
- Es increíble. ¿Cómo puede a su edad?
El anciano sonríe y dice:
- Hay que mantener el motor en marcha.
Al año siguiente, la pareja aparece de nuevo en el hospital para el nacimiento de su segundo hijo.
La misma enfermera salió y la entrega para felicitar a nuestro viejo hombre, diciéndole:
-El Señor es increíble. ¿Cómo puede usted?
El anciano sonríe y dice:
-Hay que mantener el motor en marcha.
Otro año y la pareja aparece en el hospital para el nacimiento de su tercer hijo. La misma enfermera se asomó una vez más para el nacimiento y después del nacimiento, volverá a tener con el anciano la misma conversación, le sonrió y le dice:
-El Señor es verdaderamente sorprendente. ¿Cómo puede usted?
El anciano sonríe y dice con un aire bastante seguro de su masculinidad:
-Es como te dije, hay que mantener el motor en marcha.
La enfermera sigue sonriendo, le dan una palmadita en la espalda y le dice:
-Bueno, entonces creo que es hora de cambiar el aceite en su motor, este le salió ya negro.
Hay que empezar a cambiar de estrategia, ya esta muy vista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario